En Uruguay la producción de carne aviar está regulada y controlada por organismos oficiales que aseguran su calidad e inocuidad como el INAC y el MGAP.
En su Plan estratégico 2021-2026 el INAC estableció múltiples líneas de acción que aseguran el control de la cadena productiva, para darle garantías al consumidor final un producto de calidad.
Los pollos no reciben hormonas ni anabólicos para su crecimiento, práctica prohibida por el decreto 915/88. Allí también se define la prohibición de la importación, fabricación, venta y uso de los medicamentos veterinarios utilizados para la promoción del crecimiento o engorde en las especies bovina, ovina, suina, equina y aves.
Existen evidencias y controles sanitarios que apoyan y demuestran la premisa de que la carne de pollo es un alimento sano, seguro y forma parte de los hábitos alimentarios saludables para todos los uruguayos, siendo además la proteína más consumida en todo el continente.
En esta nota del diario El Observador, en 2018, la periodista Faustina Bartaburu investigó con diversas fuentes de organismos públicos y del sector privado, concluyendo que el tema de la aplicación de hormonas en el proceso de producción es un mito sin ningún sustento real.
